Rafa Pino.
Van pasando los años, las circunstancias, los momentos, los hechos y los actos, e incluso así se intenta retorcer y tergiversar la realidad que siempre termina por atropellar nos.
Lo de los ex-presidentes del gobierno es para que se lo hagan mirar.
Llegó al poder tras una falsa trancision, donde la sociedad del momento apostó por lo diferente, por lo que supuestamente iba a cambiar unas vidas ansiosas de libertad. Una sociedad analfabeta e ignorante que estuvo moldeada y gobernada en todo momento al capricho del poder y la iglesia.
Felipe González militó en las juventudes falangistas. Fue jefe de centuria dentro de dicha organización. El franquismo había calado muy hondo dentro de un estado sometido a la iglesia y las distintas fuerzas que componían el orden represor más estricto.
Una España que intentaba despertarse de un mal sueño que duraba demasiado. Una transición que no dio ninguna opción al propósito de enmienda y que se haría como se hizo o no se haría. El caudillo se aseguró de dejar todo atado y bien atado.
De los siete encargados de redactar nuestra constitución, llamados los padres de esta, solo dos eran de izquierdas; Gregorio Peces Barba, (PSOE) y Jordi Solé Tura, (PCE). De los cinco restantes, cuatro eran franquistas, incluido Manuel Fraga Irivarne, (AP) que fue ministro del dictador; y Miquel Roca i Junyent, militante y representante del nacionalismo burgués y catalán de derechas. Con estos mimbres imagínense lo que podia suceder.
Hoy día que tan de moda está el populismo, se puede decir sin temor a equivocarse, que González fue el primer presidente populista de España.
Felipe era experto en prometer parabienes que luego no se llevaban a cabo. En decir una cosa y su contraria al mismo tiempo. ¡Fuera OTAN, bases fuera!, clamaba el pueblo llano, él y sus acólitos defendían lo contrario para luego acabar aceptando sin remisión todo lo que EEUU había decidido. Quien sabe si Bill Klinton o Ronald Reagan y su influjo, lo terminaron por abducir.
Felipe González y el PSOE se convirtieron en la única tabla de salvación para un país que venía de donde venía y tenía claro hacia donde quería llegar.
Hay que reconocer que tras dos mayorías absolutas (1982 y 1986), en la primera con 202 escaños y en la segunda con 184, hicieron de González un líder sólido. En 1986 consiguió integrar a España en la comunidad europea. Lideró la reconversion industrial y aprovechando la coyuntura del momento en nuestro país, y de cómo necesitábamos seguir avanzando, se consiguieron los Juegos Olímpicos de Barcelona 92′ y la Expo de Sevilla también en ese mismo año. Fue decisivo en los tratados de Maastricht, donde la Comunidad Europea que empezó siendo una asociación de mercado común se convertiría en la que hoy día es la nueva Unión Europea.
Pero no todo fueron parabienes y dispendios hacia su persona, la corrupción integral e institucional también mancharon sus manos y lo acabarían señalando de por vida.
Fue ese político que considerándose de izquierdas entró por la puerta grande del liberalismo. Aclamado por aquellos que vieron en el, al mesías de la privatización. Empresas estratégicas que vieron como manos privadas querían parte del pastel público y quien mejor que el señor X de los G.A.L para abrirles las puertas de dicho filón.
Hay que reconocer que fue un abogado adelantado a su tiempo y esa verborrea embaucadora que atesoraba, lo convirtieron en el alma mater del socialismo de La época, «por consiguiente», hacia y desacia a su antojo y capricho.
Un político que privó al PSOE de una de sus señas de identidad, el Marxismo. Un sistema filosófico, político y económico basado en la idea de sus dos creadores, Karl Marx (1818-1883) Y Friedrich Engels (1820-1895), que rechaza el capitalismo, y defiende la construcción de una sociedad justa, sin clases y sin estado.
Felipe González no es el mejor espejo donde mirarse, sin menospreciar sus logros políticos.
Es paradigmatico como poco, en su criterio a título personal, la alineación que tiene hacia el ala derecha de la política en muchísimas cuestiones, sobre todo desde que Pedro Sánchez es el primer espada del Socialismo patrio en España.
Es el elefante en la habitación, la piedra en el zapato, y cree que su opinión y su palabra es un dogma de fe.
El señor González, Alfonso guerra y su partido político, indultaron al general Alfonso Armada, uno de los máximos inductores del golpe de estado en aquel 23F, eso sí fue un auténtico golpe de estado. El teniente coronel Tejero, que fue condenado a 30 años de cárcel, cumplió sólo 15 gracias a la petición de indulto presentada por una asociación religiosa que hablaba en nombre de la archicofradia de la celeste, Real y militar orden de nuestra señora de la Merced y aceptada por el Tribunal Supremo. Amnistía ron a gran parte del franquismo después de unos años entre la connivencia y la amnegacion de unos hechos que fueron más que constatables. Sería, o bien por la reconciliación de los españoles, o bien por la falta de memoria histórica.
Y si González tiene por qué callar, lo de Aznar es de guzgado de guardia. José Maria Aznar militó durante su juventud en el frente de estudiantes sindicalistas, una organización falangista de orientación católica. En (1995) sufrió un atentado por parte de la banda terrorista ETA. Con el llegó el neoliberalismo más atroz. Mientras la macro economia avanzaba a la velocidad del AVE, el desempleo subía como la espuma, al igual que las privatizaciones y los casos de corrupción. España avanzaba y llegó el Euro, y con el, el mayor robo de la historia.
Este señor, tan español y patriota él, participó en una guerra injusta, contra la voluntad y el raciocinio de un país entero, y que hizo estragos entre la sociedad española. Una guerra, la de Irak, en la que de los tres artífices que defendieron aquel discurso de las armas de destrucción masiva, se han disculpado sólo dos; el egolatra «señor Aznar» sigue defendiendo a día de hoy su inexcusable acción que luego trajo como consecuencia la muerte de 192 personas en los atentados de los trenes de Atocha. La soberbia de este sujeto y su chulería y prepotencia innata, están fuera de toda duda.
Bajo su mandato y su gobierno, la corrupción cabalgo libre y desbocada, con imputaciones y condenas directas a distintos ministros de su gobierno.
Privatizaciones por doquier, sanidad, educación, transporte y energía. Aznar y sus secuaces hicieron bien su trabajo. ¡Ojo! Y del creador del «pujol enanano habla castellano», volvió de nuevo al, «yo hablo catalán en la intimidad».
En 1996 y para poder gobernar España, tuvo que apoyarse en la convergencia i unió del enano pujol que no iba a dar sus votos gratuitamente. Se terminó el servicio militar por que lo pidió pujol. El 33% del IRPPF se fue para Cataluña, se les da un 35% del IVA, un 40% de impuestos al alcohol, tabaco y carburantes. Nunca antes se le había concedido tanto poder económico a una comunidad autónoma como lo concedido por Aznar y el PP al nacionalismo catalán y a un enano que de vez en cuando hablaba castellano. Izquierda y derecha para poder gobernar y en diferentes momentos, siempre se han apoyado en el nacionalismo Vasco y Catalán, el cual siempre ha sacado muy buenos beneficios, y eso, guste más o guste menos ha sido la realidad de nuestro país siempre. El presidente y el partido que más concesiones han hecho a Cataluña en la historia de España ha sido Aznar y el PP. Los famosos pactos del Majestic. ¿Sabéis lo que consiguió el enano para Cataluña y que fueron unas demandas más que deseadas y a la vez satisfechas?, la supresión del gobernador civil a nivel nacional, y la erradicación de la guardia civil de tráfico en toda Cataluña, una actividad que pasaría a formar parte dentro de las competencias de la nueva policía catalana; los mossos de escuadra. Todo esto entre otras muchas más. Rebajas fiscales entre un 30 y un 40 por ciento sólo para Cataluña Nadie dijo un carajo, la prensa y la televisión callaban como lo que son.
El independentismo ya cansa. Es una pena y a la vez un mal sueño lo del puigdemont exiliado, y aún peor, que las urnas hayan decidido este final tan escabroso, no lo habría logrado ni Steven Spielberg en sus mejores películas; pero esto es la democracia.
La hipocresía dentro de la política ha alcanzado cotas insuperables, al igual que la mentira, y por desgracia el todo vale para conseguir desestabilizar al contrario forman parte de este enorme teatro.
Y para darle más ambiente a la novela salen de sus cuevas estos dos trogloditas que sólo aportan mal royo a la sociedad, y todo desde sus lujosos retiros espirituales ¡Váyanse a jugar a la petanca! Y dejen de incordiar un rato.
Aznarin y Felipon, tanto monta monta tanto.