
En los años noventa se recuperó una costumbre antigua de rendir pleitesía a la Virgen en las Vísperas del 8 de diciembre, cuando la Comunidad cristiana celebra la festividad de La Inmaculada Concepción.
El acto Mariano se iniciaba con una serenata en el monumento inmaculista que corona la Cuesta de Jesús, y posteriormente, en el mismo templo ante el altar mayor donde se sitúa la imagen para los cultos del novenario.
Cantos rosarianos que corrían a cargo de la rondalla del Centro Filarmónico y que continuaban por las calles del centro del pueblo hasta bien entrada la madrugada, acompañados por numeroso público.