
La Semana Santa de 1968 marcó un hito histórico en la evolución que tuvo la celebración pasionista en nuestro pueblo en el pasado siglo XX. El día 12 de abril de ese año, Viernes Santo, por más señas, tanto el paso de Jesús Nazareno, como el de la Virgen de la Amargura, presentaban la novedad de ser portados con varales por fuera del trono a cargo de jóvenes voluntarios.
De esta forma, ambas cofradías evitaron el tener que instalar en sus pasos los antitéticos carretones, opción que habían tomado ya la mayoría de las cofradías de la localidad para solventar el problema económico que suponía, para las raquíticas arcas de las hermandades, el pagar los portadores asalariados que sacaban los tronos desde principios del siglo referido.
Un grupo voluminoso de jóvenes conformarían la primera “cuadrilla de costaleros” que procesionaron a la Virgen de la Amargura ese año, y muchos de ellos, pasaron a engrosar el listado de hermanos, manteniéndose como cofrades y devotos de la imagen hasta nuestro días, aunque, obviamente, por la edad dejaron del portar el paso hace ya varias décadas.
Alguno de ellos se pueden identificar en esta bonita y entrañable instantánea, capturada el citado 12 de abril de 1968.