En 1984, por primera vez el centro de educación de adultos de Aguilar de la Frontera abría sus puertas, gracias al empeño, al espíritu democrático y renovador de un alcalde, Manuel Espinosa Navarro, que gobernó en aquellos convulsos años de la transición política española, con valentía y determinación, brindando una oportunidad a aquellas personas a las que las circunstancias de la vida no les permitieron asistir a la escuela, en su mayoría mujeres.
Aquellos eran otros tiempos…. muchas de las que aún hoy siguen asistiendo a nuestras aulas, nos cuentan que sus padres las sacaron de la escuela a edades muy tempranas para ponerlas a trabajar o para cuidar de sus hermanos pequeños cuando la madre y el padre tenían que ir al campo. No les quedó más remedio que convertirse en personas adultas de golpe, mujeres responsables al frente de una casa y al cuidado de niños pequeños con tan solo 7 u 8 años de edad…. El centro de educación de adultos que ese año se inauguraba, les brindaba la oportunidad de volver a estudiar y regresar a su querida y añorada escuela.
Este año, 2024, se cumplen 40 años de ese acontecimiento, 40 años de trabajo y constancia, 40 años construyendo aprendizajes, abriendo oportunidades de futuro a las generaciones presentes y futuras, porque nuestro centro de educación permanente, hoy por hoy, crece, y seguirá creciendo gracias al apoyo y a la confianza, sobre todo, de nuestro fiel alumnado, y al incondicional esfuerzo de un profesorado que, día a día, pone todo su empeño en seguir animándolos y motivándolos para que sigan acudiendo con regularidad a nuestras aulas, incentivando en ellos la sensación de aprender cada día un poquito más y, en muchas ocasiones, a poner remedio a su sensación de tristeza y soledad.
Y para celebrar este 40 cumpleaños tan especial, nos hemos venido de excursión a la laguna de Zóñar, invitando además a alumnos y profesores de las 7 secciones que formamos parte del mismo Centro, de la misma área de educación permanente: Montilla, La Rambla, Montemayor, Montalbán, Férnan Nuñez, Santaella y Aguilar.
Comenzamos el día ofreciendo a los asistentes un suculento desayuno, un bocadillo de jamón serrano acompañado de un refresco. Posteriormente, hemos recorrido juntos el sendero que une el centro de visitantes con el observatorio y, posteriormente, hacia la fuente de Zóñar. Durante el trayecto se ha ido identificando y explicando las características de las plantas que aparecían en las inmediaciones del sendero y sus usos medicinales o culinarios. Además, nos ha acompañado un aficionado en la búsqueda de corrientes de agua subterránea que emplea, para ello, un método muy tradicional, el uso de varillas metálicas, haciéndonos una demostración de esta técnica y permitiéndonos ponerla en práctica en un lugar donde previamente había detectado la presencia de agua subterránea gracias a la utilización de estas sencillas herramientas.
A continuación, nos desplazamos hacia la zona recreativa de Los Villares, donde el Concejal de Educación y Medio Ambiente, Manuel Olmo, nos recibió con una afectuosa bienvenida y comentó la importancia de este espacio verde, no solo como refugio para aquellos que buscan un contacto directo con la naturaleza huyendo del estrés y del frenesí cotidiano, sino también como alternativa para disfrutar en familia de una jornada placentera, llevando a cabo actividades saludables en un entorno natural y acogedor al aire libre. Gracias a su colaboración y apoyo, el Ayuntamiento de Aguilar ha donado 7 árboles que han sido plantados en esta zona recreativa, uno por cada sección educativa allí presentes. Antes de colocar el árbol, un representante de cada sección ha depositado una botellita de cristal con un mensaje dentro, a modo de cápsula del tiempo, para desear que la educación siga estando al alcance de todos aquellos que decidan continuar formándose a lo lardo de su vida, que constituya un recurso cercano y humano, y que siga creciendo cada día más, al igual que lo harán los árboles que cada sección ha ido plantando.
Nuestros mejores deseos se han quedado escritos y guardados para siempre, y ojalá el tiempo nos dé la razón.