Martirio.

Pedro Sánchez está que se sale. Desde que se tomó unos días para meditar las cosas que le turbaban y le hacían pensar en dejarnos huérfanos y a la deriva, ha vuelto con toda su energía. Menos mal que recapacitó y decidió seguir al frente del país para retomar el timón con más ganas. Ya ha decidido mandar más tanques leopard a Ucrania, ha aprobado la ley de amnistía, se ha empleado a fondo en defender a su mujer de las hordas ultraderechistas que la quieren linchar y todavía no sabemos si veremos a Puigdemont siendo presidente de la Generalitat, apoyado por Salvador Illa. También, en estas últimas semanas, casi hemos roto relaciones con Argentina porque un ministro tonto le ha dado por criticar a un presidente loco sabiendo que cuando uno se mete con un loco te puede salir por cualquier sitio y, al final, es como la historia del tonto y la linde.

Y todo esto entre algunas cosas más. Ya os he dicho que está que se sale pero para meterse en todos los charcos que se va encontrando. Yo no es que esté en contra de todo lo que ha hecho pero es que si tiene tanta energía como demuestra y tantas ganas de hacer cosas ya podía ponerse y arreglar tantas y tantas que tiene pendientes aquí en su país, ¿no?

A la gente lo que les preocupa es su día a día. Estamos hartos ya de que un día sí y otro también nos suban los precios de los alimentos hasta el punto en que la gente está llegando a robar los más básicos para poder subsistir. Si nos ponemos malos tenemos que esperar dos semanas para que nos den una cita para el médico de cabecera y un mínimo de dos meses para un especialista. Faltan más de 5.000 médicos de familia y eso nos duele a todos. En materia de paro, somos los campeones de Europa. Nuestros jóvenes se tienen que ir a otros países para poder trabajar. Los alquileres están por las nubes. Antes no podíamos comprar una vivienda, ahora ni siquiera alquilarla. Con esos precios, nuestros jóvenes no pueden independizarse ni teniendo un buen trabajo. Aquí lo que interesa es que vengan los guiris a emborracharse y a fastidiar a todos los que se les pongan por delante. Las mafias roban como y donde quieren. Al fin y al cabo, si los pillan no van ni a oler la cárcel. En el estrecho, las narcolanchas entran y salen sin que la Guardia civil pueda hacer nada pues carecen de medios. Ya no puedes tener una casa o un piso vacío porque vives con el miedo de que lleguen, echen la puerta abajo y se metan a vivir. Ah, pero la luz, el agua y todos los gastos los sigues pagando tú y que se te vaya ocurrir dejar de pagarlos que se te puede caer el pelo. Además, a las empresas de desocupación las han hecho ilegales. ¡A los okupas hay que dejarlos tranquilos! Resulta curioso que no puedas echar de tu casa a un okupa y se pueda echar a una persona mayor de su vivienda de toda la vida porque ha tenido que dejar de pagar una deuda contraída con un banco para ayudar a un hijo. El campo se nos muere. Nuestros agricultores venden por debajo de costos. Tienen, en muchos casos, que dejar tiradas sus cosechas porque nos estamos comiendo lo que nos entra de África y de Hispanoamérica, mucho más barato pero sin los mismos controles de calidad y sanitarios. Todo esto y mucho más está pasando en mi país todos los días.

Hay que gobernar Sr. Sánchez. Y gobernar es trabajar para todos y cada uno de los españoles. No es levantarse, decidir el traje con el que va a estar más guapo y salirse al mundo levitando y rodeado de un hatajo de pelotas que le doran la píldora a todo lo que dice. ¡No! Sr. Sánchez. La gente normal sobrevivimos porque le echamos riles pero no porque usted esté haciendo gran cosa por nosotros.

Échese usted al hombro la “S” de Socialista y la “O” de Obrero que lleva en sus siglas, levántese del trono, póngase a currar y déjese de tanto postureo.

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