
A lo largo de la historia las mujeres han luchado contra viento y marea para abrirse paso en un camino lleno de obstáculos y prejuicios, también en el ámbito del deporte femenino.
La sociedad tenía una idea estereotipada de las mujeres y decidía si podían o no practicar deporte y qué disciplinas en concreto. Como en otros ámbitos culturales y sociales, las mujeres también se han tenido que rebelar para poder estar presentes y tener reconocimiento por sus éxitos y logros.
En los inicios del deporte moderno, el papel de las mujeres en el deporte era minúsculo, pues no se consideraba adecuado que las mujeres realizaran actividades que requerían fuerza, resistencia, o agresividad. A pesar de estos inicios tan duros, poco a poco las mujeres se han ido abriendo paso y hoy en día ya encontramos mujeres que practican cualquier tipo de deporte, si bien en muchos casos son aún muchas menos número y obtienen menos reconocimiento. El camino para llegar hasta aquí ha sido largo, y a veces, se ha ido hacia atrás.
En esa tarea de promoción del deporte femenino ha jugado un papel destacado los centros educativos, en los que, como ocurrió en el colegio Alonso de Aguilar, en la década de los años ochenta, se formaron equipos femeninos en todas las disciplinas deportivas que impartía el Centro, entre ellas, el Balonmano y el Baloncesto, cuyos equipos marcaron una época y abrieron camino al deporte femenino en la localidad.