Rafael Pino.
Escuchando a dirigentes de extrema derecha hablar, y comprobando como solo dicen sandeces igual de grandes que la catedral de Burgos, tales como, llamar estercolero racial al barrio de Rocafonda donde nació y se crió Lamine Yamal; siguen con la burra al trigo. ¡Los menas están invadiendo nuestro país!, ¡solo vienen para delinquir, ocupan nuestros hogares y, solo llegan para beneficiarse de las ayudas estatales y antes de nada; todos son unos verdaderos chorizos!.
Deberían saber que según estadísticas oficiales, solo el uno por ciento en delitos menores como los hurtos u ocupaciones son cometidos por inmigrantes, el resto los cometen los de aquí; pero por desgracia hay una parte de esta sociedad que les ha comprado el discurso de odio y las mentiras a esta extrema derecha y que vierten sin ni tan siquiera despeinarse.
En referencia a las ayudas estatales, España tiene las mismas políticas y prácticamente las mismas cuantías en ayudas a los inmigrantes. Alemania, Francia, Italia, Inglaterra, Portugal y la gran mayoría de países enmarcados en la UE parten de la misma premisa en materia de servicios sociales.
Me da asco toda la patraña que venden ciertos medios de comunicación manipulados por gente muy poderosa, salva patrias de pulsera y bandera.
En España y por desgracia, el racismo es un mal endémico. ¡España para los españoles!, que ya hay que ser ignorante, inculto, desinformado o simplemente, un intolerante anacrónico.
¿Sabéis quienes son los que pueden ayudar a lograr que cuando seamos mayores, podamos cobrar nuestras pensiones más que merecidas y después de tantos años de cotización? ¿Sabías que por culpa de la baja natalidad y el envejecimiento continuado están en riesgo el futuro de unas pensiones más que merecidas y necesarias para nuestra generación? ¿Y sabes quienes demandan y necesitan esos empleos donde tú ya no quieres trabajar, ¡LOS INMIGRANTES! Esos menas enjaulados que cruzan el mar jugándose la vida, para vivir el sueño europeo que le venden sus familiares y amigos tras intentar abandonar la miseria más absoluta.
No se puede generalizar y sobre todo, no se puede criminalizar a gente que huye de la miseria, la ambruna y todo tipo de penurias.
Por favor, tengan sentido común, o simplemente, pregunten a gente que directa o indirectamente tuvieron que emigrar fuera de España para poder ganarse la vida y mantener a sus distintas familias, después de una guerra civil cruenta, o más tarde aún, cuando en gran parte de España los sueldos ínfimos obligaban a esos padres de familia a emigrar a otros países, dentro o fuera de Europa, para seguir enviando dinero a sus familias y buscar la prosperidad de los suyos.
Creo que nadie necesitado de estabilidad y un futuro mejor se levante por la mañana en un país extraño pensando en la manera de hacer daño a alguien, robar un bolso, un coche y ocupar tu casa. Puede haber casos aislados pero nunca se puede generalizar. Generalizar es contraproducente e ilógico, aparte de injusto.
Hay que tener un poco humanidad, solo un poco, podría ser tu hijo o hija, tú hermano, tú padre o simplemente; alguien que necesita vivir para poder subsistir y mantener a su familia.
¡Aquí sobra la mala gente! Esos con mal corazón, con malos sentimientos y con mala intención, y creeme cuando te digo que no son los menas. Los discursos racistas y xenófobos de algunos políticos, y a su vez, amplificados por medios de comunicación y presentadores sin ningún tipo de escrúpulos, no hacen otra cosa que regar de odio y discriminación las calles y los barrios de nuestro país.
Por supuesto el que la haga que la pague.
Lamine Yamal ha abierto el debate. Su padre marroquí, su madre gineana, y él, defendiendo a nuestro país en un deporte como el fútbol; los genios escasean sean de donde sean y vengan de donde vengan, y por supuesto trabajen en el sector que trabajen. Y ahora no les hablo de genios, les hablo de la buena gente, esa que también escasea sea de la raza que sea.
Esta sociedad irreverente, insaciable e intolerante con según que personas, sigue comprando discursos de odio contra los más débiles y vulnerables. Gente a las que le aflora el racista que llevan dentro por mucho que quieran ocultarlo y que culpan al «gitano», «sudaca», «moro» o «negro» de todas sus desgracias.
Viajen si pueden hacerlo, conozcan otros lugares, hablen con otras gentes, compartan experiencias y vivan otras culturas; la permisividad, la empatía y el sentido común se acrecentan y activan. Aquel que regala bien vende. Regalen buen royo, sean buenos, con buen corazón, y la vida y el mundo se lo agradecerán.
Hay políticos a los que si habría que deportar para la eternidad y a otra galaxia.