Alta y esbelta. Veleta y guía de los vientos del tiempo que fue y del que será. Reloj que marca el compás de la historia. Pasado, presente y futuro de mi pueblo. Curiosa e inédita fotografía, capturada por Francisco Estrada, que nos ofrece una bella perspectiva de la Torre del Reloj elevándose sobre el blanco caserío del pueblo y descollando sobre las onduladas lomas de los cerros de olivares que se divisan en el horizonte.
La tarde se despide con los últimos rayos de sol que abandonan la atalaya de ladrillo saliendo por las arcadas que dan forma al campanario urbano que, desde hace 250 años, se asienta, exento de cualquier otro edificio, en el Cerro de la Silera.