Llegó el 21 de septiembre, y la Hermandad de la Caridad ha vivido una jornada memorable que será recordada por mucho tiempo por los cofrades y devotos de Jesús Cautivo. Si el 20 de noviembre de 1999 quedó marcado en el devenir histórico de la cofradía del Cerro Crespo como un hito emocional, por haberse bendecido ese día la extraordinaria imagen del Señor que talló el afamado imaginero cordobés, Francisco Romero Zafra, el día de ayer no le fue a la zaga, y 25 años después, los hermanos de la Caridad escribieron con letras de oro otra página en su historia reciente.
Con la humildad como carisma que delimita cuantos actos celebra esta muy antigua hermandad desde su refundación en 1998, los cofrades del Cerro supieron llenar de solemnidad el culto público que rindieron en la tarde-noche de ayer al Señor del Silencio Cautivo, tanto en la Eucaristía de Acción de Gracias que se celebró en el Parque de los Niños Saharauis, como en la procesión que recorrió las calles céntricas de la población.
Arropada por las representaciones de todas las cofradías de Gloria y Penitencia de la localidad, y un nutrido tramo de hermanos con cera, el cortejo dejó el barrio y se adentró en la carrera oficial con el acompañamiento musical de la Banda Paz y Caridad de Estepa, que ofrecieron un amplio y variado repertorio de marchas procesionales que engrandecieron aún más el trabajo que realizó la cuadrilla de costaleros.
Todo ello, música y chicotás con arte, dejaron estampas y momentos memorables durante todo el recorrido, siendo especialmente emotivo su vuelta al barrio por la calle Calvario y subida a la iglesia del Beato Nicolás, donde se recogió el cortejo arropado por mucho público a las 2 de la madrugada.