Rafa Pino.
Hay ocasiones en las que el arte fluye en el ambiente al igual que el agua pura nace en un manantial cristalino.
Cuando te invitan a participar en un evento único y rodeado de gente increíble donde emana el buen royo y la complicidad, solo tienes que dejarte llevar.
Un lugar verdaderamente único. El vino y el arte como bandera y carta de presentación, y poco más que decir, aunque se hayan dicho muchas cosas dentro de Vidarte 2024.
Rodearse de cultura debería de estar prescrito por los profesionales de la medicina como mínimo una vez al día durante un periodo mínimo de diez años.
La cultura debería de ser obligatoria y primordial en todos los centros de educación. Debería de estar a la altura de otras materias como las matemáticas, las letras, la física, la química o la religión; aunque el verdadero arte y la cultura son otra religión de culto.
Un marco impresionante e incomparable. Una noche perfecta, buena temperatura, unos vinos únicos, buena gente, un maridaje gastronómico exquisito y único junto a un ramillete de artistas locales que han hecho las delicias de los allí presentes en una noche mágica.
Junto al vino de tinaja y a los pies del conocido como Peñón Moro, se interpretaron unos poemas de nuestro Vicente Núñez en la voz y adaptación de Ángel Cardo junto a una colaboradora de lujo como Teresa Postigo. Se comenta, se dice, se rumorea; que la gente allí presente alucinaba con el terciopelo de sus voces junto a la poesía de Vicente Núñez.
El vino fino estuvo situado en el llamado balcón de la iglesia, donde Manuel Pizarro al cante, y Eligio Álvarez a la guitarra, completaron la simbiosis perfecta para que la magia del flamenco se hiciera presente en una noche única.
La soleá representa la pureza, el fandango es la verdad, y la bulería es el compás y la fiesta; pues bien, todo ello lo ha transmitido Manuel Pizarro en unos cantes bien dichos, con una voz templada, exquisita y dulce, sin estridencias y con mucho gusto.
Esta pasada noche y como se dice en el argot flamenco, Manuel ha estado «pa comérselo».
La guitarra de Eligio Álvarez ha estado sublime, tanto al acompañamiento como en las falsetas realizadas y donde se acordó de Diego «el del gastor».
El caldo oloroso fue asignado en esta ocasión al tango, y a la torre de la cadena. Dentro de un escenario ya mítico, hablaba el violín de una artista de categoría como Eva Calero junto al piano de Antonio José Henares. El virtuosismo de Eva Calero junto al piano de su compañero, desataron un halo mágico musical que será recordado por mucho tiempo.
Eva, si es profeta en su tierra. La humildad y sencillez que profesa la convierten en una niña feliz que disfruta con lo que hace. Los artistas de su categoría suelen ser reconocidos y recordados por su sencillez y cercanía.
Y como colofón, el PX dulce de Toro Albalá dentro del anfiteatro. Más allá de sonidos, melodías y armonías, el Jazz es una expresión artística que nació como medio de protesta durante la época de esclavitud del pueblo africano en los Estados Unidos. Esa dosis de improvisación, frescura y encanto fueron las claves del éxito de esa fusión cultural llamada Jazz.
El saxofón de Alejandro Cosano junto al piano de Daniela Guijarro han desplegado un encanto único en un lugar histórico.
El vino, el arte y la cultura se han hecho hoy más presentes que nunca en un lugar mágico e irrepetible.
Conozcan y beban nuestros caldos, emborrachen se de cultura, disfruten de esos momentos únicos e irrepetibles que se repiten de tarde en tarde.
