La futura Denominación de Origen Protegida (DOP) Garbanzo Campiña de Córdoba empieza a dar sus primeros pasos. Tras la presentación del pliego el pasado septiembre, los promotores del nuevo sello de calidad han realizado varias modificaciones técnicas a solicitud de la Junta de Andalucía, la principal de ellas la delimitación del ámbito geográfico, lo que se traduce en que, finalmente, son 27 y no 34 las localidades que optan a formar parte.
Se incluyen, en concreto, Córdoba capital; en la Campiña Este, Castro del Río, Baena, Espejo y Valenzuela; en la Campiña Sur, Fernán-Núñez, San Sebastián de los Ballesteros, Montemayor, Santaella, Montilla, Montalbán, La Rambla y La Guijarrosa; en el Alto Guadalquivir, Montoro, El Carpio, Villa del Río, Villafranca, Pedro Abad, Cañete de las Torres y Bujalance; y en el Medio Guadalquivir, Fuente Palmera, Almodóvar del Río, La Carlota, La Victoria, Palma del Río, Posadas y Guadalcázar.
De la iniciativa original se caen, al final, los dos municipios inicialmente incluidos de la comarca de la Subbética, Lucena y Cabra, así como Aguilar de la Frontera, Monturque, Moriles, Nueva Carteya y Puente Genil, según han informado fuentes del grupo operativo que impulsa la DOP. Con esta corrección, se confía en estar más cerca de lograr el visto bueno de la Junta de Andalucía; el proceso, no obstante, requiere también del respaldo del Ministerio de Agricultura y, en última instancia, de la Unión Europea al tratarse de una figura con reconocimiento en todo el espacio comunitario.
Varios años de investigaciones y pruebas
La iniciativa para lograr la DOP Garbanzo Campiña de Córdoba es el resultado de varios años de investigaciones y pruebas, en las que han participado Cortijo La Reina (Abecera SL), la Agrupación Cordobesa de Agricultores (SAT Córdoba), Asaja Córdoba, Semillas Miluma, la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes (Etsiam) de la Universidad de Córdoba, Dolneo Consulting, el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (Ifapa) y la Sociedad Cooperativa Agrícola Olivarera Virgen Del Campo, de Cañete de Las Torres.
Pese a que inicialmente el objetivo era solicitar una indicación geográfica protegida (IGP), los promotores han optado en el último momento por tramitar una DOP por las conclusiones óptimas de los estudios realizados. La diferencia fundamental entre una IGP y una DOP reside en el vínculo existente entre las características del producto y la zona geográfica, y también en el hecho de que en una DOP todas las fases de producción se realizan en la zona geográfica concreta, mientras que en una IGP no es necesario que se den todas. Y el garbanzo cordobés reúne todas estas características, como ya explicó el coordinador del proyecto, Íñigo Priego.
El pliego concluye que el garbanzo que se cultiva en la Campiña de Córdoba presenta unas características organolépticas singulares, como son una piel blanda y fina, adherida al grano; gran finura al paladar; albumen mantecoso y poco granuloso y, fundamental, es tierno, esto es, presenta «buen reblandecimiento en la cocción». Como consecuencia de todo esto, su sabor «será siempre agradable», con ausencia de «defectos».
Y estas cualidades no son casuales, como plantea el pliego de la futura DOP, pues las investigaciones realizadas han demostrado que «el vínculo que existe entre la calidad del garbanzo y la zona geográfica viene dado principalmente por el tipo de suelo». En otras palabras, en la Campiña de Córdoba abunda el tipo de suelo denominado en edafología como vertisol, también conocido a nivel local como tierras negras o tierras de bujeo. «Son estos famosos suelos arcillosos los que aportan al garbanzo Campiña de Córdoba sus excelentes características organolépticas», inciden los promoteros.
Tres grandes grupos de garbanzos
El pliego reconoce «todas las variedades de garbanzo que ya se cultivan de forma natural en la zona». Se clasifican en tres grandes grupos: los de tipo blanco, los de tipo castellano y los de tipo pedrosillano. El lechoso blanco es el garbanzo andaluz por excelencia; su color es muy pálido, casi blanco, y su relieve es muy marcado. Es el garbanzo de mayor tamaño, tierno y cremoso. Su piel es muy suave, y posee una alta capacidad para infusionarse con el liquido de la cocción, por lo que marida perfectamente con guisos y también resulta muy sabroso consumido en ensaladas frías, platos con verduras y hortalizas.
El castellano (denominado también garbanza) es una variedad muy popular en la cocina española en sus cocidos. Es de tamaño medio o grande, con forma esférica y color amarillento y se caracteriza por el prominente pico curvado.
El pedrosillano, por último, es una variedad de pequeño tamaño cuya denominación proviene de que el origen de su producción tenía su epicentro histórico en el municipio de Pedrosillo el Ralo, en la comarca salmantina de La Armuña, área en la que ya se comercializa bajo la Marca de Garantía Garbanzo de Pedrosillo.