
Rafael Pino.
Lo de que la única verdad es que todo es mentira, se cumple perfectamente en el festival de truñovisión año tras año.
La premura impuesta a Rusia para abandonar el festival de truñovisión tras su invasión de Ucrania, es del todo lógica y certera. ¿Porqué a un país como Israel que está cometiendo un genocidio en vivo y en directo durante más de año y medio no se le expulsa de dicho festival como se hizo con los rusos?
La hipocresía e inhumanidad de muchos gobernantes junto a su poca empatía con las víctimas civiles e inocentes que no paran de morir a diario, solo merecen la mayor de las repulsas.
En España, la derecha y ultraderecha que son los que defienden a esta banda de desalmados, tienen muy claro su posición y defensa a favor de una Israel cruel, salvaje, y sin ningún tipo de remordimiento ni miramientos hacia los más de 60.000 muertos palestinos.
Estoy convencido que a través del famoso televoto, votaron a la integrante de Israel antes que a la representante española; gustos musicales al margen.
Este mundo lleno de malas personas mira hacia otra parte, de lo cual, cualquier ser humano con un mínimo de decencia, debería de sentirse avergonzado con lo que está sucediendo en Gaza diariamente.
Lo de Eurovisión y aquéllos que lo organizan, es de juzgado de guardia.
La vara de medir, y los criterios que utilizan son una puñetera vergüenza.
La politización de este evento musical que traspasa fronteras se venir desde lejos.
Israel, arrasó en un televoto como mínimo discutible, donde los intereses de un país que está cometiendo un genocidio en prime time, estuvieron a punto de salir ganadores. Quién sabe si para blanquear una oscuridad que se cierne a diario sobre palestina.
La música no se puede utilizar como arma de guerra.
Por cierto, Melody se mereció algo más que la antepenúltima posición. Quién sabe si para perjudicar a España tras su mensaje de condena a lo que está sucediendo en Gaza.
¿Eurovisión? No, ahora se llama TRUÑOVISIÓN.