Antonio Maestre Ballesteros

Estando cercana la demolición del singular edificio, conocido antaño como “Asilo de la Vera Cruz o de la calle Ancha”, pretendemos perpetuar su recuerdo con estas bonitas fotografías acompañadas con algunas referencias documentales que permiten trazar la trayectoria del edificio y situar su origen más remoto en el último tercio del siglo decimonónico.

Conocido es que la actual iglesia o ermita de la Vera Cruz pudo estar levantada en 1601, pues, para ese año se habían trasladado ya los frailes carmelitas desde el Hospital de Santa Brígida, donde se asentaron originariamente en torno a 1590, hasta la antigua ermita de la Vera Cruz, donde construyeron su convento y alzaron la actual iglesia de Nuestra Señora del Carmen.

Numerosas mandas testamentarias, registradas en la primera mitad del siglo XVII, prueban que las obras de la nueva ermita se prolongaron durante todo ese periodo, y que este edificio religioso, por encontrarse extramuros de la población, fue uno de los lazaretos establecidos por los regidores del Cabildo durante la “peste negra” de 1649.  […] Cada día durante los días que Bartolomé Carmona de Varo y familia tuvieron reclusos en la ermita de la Santa Veracruz por haber habido en su casa enfermedad del achaque, que por ello se han de pagar los susodichos una ayuda de cota y los demás días después que el dicho Bartolomé de Carmona y familia entraron en esta villa […][1].

En el transcurso del siglo XVIII, se origina en las inmediaciones de la nueva ermita de la Vera Cruz la demarcación de las calles Altozano, Rosa, Eras, Ancha, Huerto, etc., que configuraron el actual barrio de la Cruz. El lateral de la ermita era la primera fachada que confrontaba con el antiguo camino de los Puertos o de la Puente de don Gonzalo[2], sobre el que se alineó la calle Ancha, y a continuación del templo se data un tajón cercado que confrontaba también con la calle Altozano y que acogía una huerta y las dependencias donde habitaba el santero de la ermita. 

Con respecto al Asilo de la Vera Cruz más arcaico no tenemos constancia de su existencia hasta 1885, cuando, por motivos de la epidemia del Colera se establecieron en Aguilar varios religiosos de la Orden de los Hermanos de San José que prestaron una inestimable ayuda sanitaria, reconocida por las Autoridades municipales en los siguientes términos:

[…] El Ayuntamiento acuerda que para recompensar el heroico comportamiento observado por los hermanos de San José, en la pasada epidemia colérica, prestando sus servicios personales con la mayor abnegación en los hospitales de coléricos, asistiendo con cristiana caridad a los invadidos que yacían en el lecho del dolor abandonados por sus familias y fumigando  lavando las ropas infectadas, se conceda a dicha asociación el donativo de ciento veinte  cinco pesetas, cuya suma será satisfecha de la consignación aprobada en el presupuesto adicional extraordinario del corriente año con destino a las calamidades públicas […][3].     

   Desconocemos el origen de esta Congregación religiosa, pero, lo que sí parece probado, es que su llegada a Aguilar pudieron auspiciarla dos clérigos, los hermanos Toro Palma, quienes habían erigido sendas casas de misericordia o caridad en el pueblo, situándose una en la calle Membrilla nº 51 y otra en la calle Altozano 45. Para atender estas viviendas vinieron los citados religiosos quienes, un año después, en 1886, establecerían una nueva Comunidad religiosa denominada Congregación de Hermanos de la Sagrada Familia:

[…] Seguidamente se dio cuenta de un certificado suscrito por D. José Tomás Lauda, misionero apostólico, predicador de S. M. y cura ecónomo de esta iglesia parroquial, que por mandato y autorización del excelentísimo e Ilustre Prelado de esta Diócesis, el domingo 24 de enero último se impuso de una manera solemne el santo hábito a los hermanos de la Sagrada Familia, fundándose en esta ciudad la Religión del mismo Título.- El Ayuntamiento por unanimidad acuerda quedar enterado y que se consigne en acta aquél documento para que en todo tiempo conste que esta ciudad fue la cuna fundadora de aquella religiosa Asociación […][4].  

Probablemente estos frailes rigiesen ya al establecimiento caritativo existente al principio de la calle Ancha, tal como certificó el Ayuntamiento en 1885:

[…] Dada lectura de un escrito que produce el superior de la Congregación de Hermanos de la Sagrada Familia establecida en esta ciudad, en súplica de que se informe por el Ayuntamiento a cerca de la instalación de la misma y servicios que viene prestando desde entonces a todos los pobres asilados, así como los especiales durante la invasión colérica del año anterior, por conveniencia así para la propagación en otros puntos de institución tan benéfica […][5]       

Estas noticias inducen a creer que en ese tiempo ya estaba levantado el edificio anexo a la actual ermita de la Vera Cruz destinado a acoger ancianos pobres, hecho que se corrobora plenamente el 15 de octubre de 1898 con la inauguración del Asilo de Ancianos Desamparados que corresponde al edificio que ha llegado hasta nuestros días, eso sí, con distintas reformas y ampliaciones.

Según se desglosa en el acta fundacional, el 4 de octubre de 1898 llegaron a Aguilar en el tren correo de las 2 de la tarde las cinco hermanas de los Pobres y Ancianos Desamparados con el fin de servir y hacerse cargo del nuevo Asilo, establecimiento que, según la Superiora, “reunía las condiciones higiénicas y con las dependencias necesarias que semejantes casas requiere”, siendo inaugurado con gran suntuosidad el domingo 9 de octubre de 1898[6].

Fueron principales benefactores de este establecimiento caritativo el matrimonio formado por don Rafael Crespo y Calvo de León y doña Asunción Toro y García, quienes ejercieron hasta su muerte como patronos de esta institución benéfica. Con el transcurso del tiempo, tanto el inmueble del Asilo como el propio templo de la Vera Cruz estarían regidos por la comunidad de Hermanas de la Ancianos Desamparados[7], quienes promovieron importantes reformas y ampliaciones del edificio asistencial y del propio templo religioso, con el favor de notables mecenas como el matrimonio formado por don Gregorio de la Cámara y doña Dolores Cándida del Castillo.  

Durante la estancia de las monjas en Aguilar, que se prolongó hasta el mes de septiembre de 1970 en que se cerró el Asilo y la iglesia de la Vera Cruz, la Comunidad efectuó numerosas obras que llegaron incluso a tapar la capilla de la Rosa y el lateral de la iglesia, ampliación que sería perceptible también por la calle Altozano al adquirirse con ese fin una casa contigua y cederle el Ayuntamiento en 1949 un terreno público lindante al camarín de la Virgen de los Remedios.   

Algo más de una década estuvo cerrado el histórico edificio, ya que, hasta mediados de la década de los ochenta, no volvió a abrir sus puertas con el mismo fin caritativo y asistencial que tuvo en origen a raíz de que el Ayuntamiento, regido por el alcalde, Manuel Espinosa Navarro, pusiese en marcha junto a un grupo de mujeres voluntarias la Residencia Municipal de Ancianos, que ha permaneció abierta hasta el año 2007 en que fue clausurada definitivamente.

Casi dos décadas lleva clausurado el Asilo y su deterioro ha motivado el actual estado de ruina que presenta. Un cambio en las normas urbanísticas varió el uso del suelo donde se asienta esta edificación, destinándolo a equipamiento cultural, imposibilitando así que pudiese reabrirse el Asilo. Esto ha llevado al actual Equipo de Gobierno encabezado por la alcaldesa, Carmen Flores Jiménez, a proyectar la construcción en este lugar del Teatro de Aguilar, previa adquisición al Obispado y a las Hermanitas de los Pobres Desamparados de los terrenos que eran de su propiedad.

En total, serán 2.000 metros cuadrados los resultantes del solar del viejo Asilo sobre los que se levantará el Teatro, cuyo proyecto ha sido redactado por el Servicio de Arquitectura y Urbanismo (SAU) de la Diputación de Córdoba, suponiendo una inversión superior a los 3 millones de euros.  Se pondrá fin así a un singular edificio que carecía de protección urbanística, lo que permite su derribo, pero que ha constituido un hito constructivo en el callejero de la localidad durante más de un siglo, y como no, un referente emocional para varias generaciones de aguilarenses. 

La nueva construcción despojará a la capilla de la Rosa de las dependencias adosadas, quedando nuevamente exento su exterior, lo que permitirá admirar su forma hexagonal. Con este motivo el monumento se someterá a una restauración integral que recobrará todo su valor y belleza, tanto interna como externa. Estos cambios conllevarán la inexorable evolución de este entorno urbano hacia estéticas más sincrónicas y modernas, cambio al que sin duda nos iremos habituando con el paso del tiempo, aunque los más añosos siempre recordaremos la vieja fachada del Asilo de la calle Ancha.       

Antonio Maestre Ballesteros 


[1] Archivo Municipal de Aguilar. Acta Capitular 25 de junio 1649, leg.91.

[2] El nombre lo determinaba su dirección hacia los puertos de Málaga y a la vecina población de Puente Genil, denominada origenistamente como Pontón de don Gonzalo.

[3] Archivo Municipal de Aguilar. Acta del 30 noviembre 1885. Leg. 137.

[4] Ibid. 15 febrero 1886. Leg. 137.

[5][5] Ibid. 23 septiembre 1885. Leg. 138. 

[6] Palma Varo, José. Apuntes para la Historia de Aguilar de la Frontera. Diputación de Córdoba 2002. P. 365.  

[7] Se trata de una congregación religiosa de derecho pontificio fundada el 27 de enero de 1873 por el venerable Saturnino López Novoa y Santa Teresa Jornet en Valencia.

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