Rafa Pino,

Podría empezar este texto de mil maneras, aunque solo se me ocurre una.

No hay cosa peor en la vida que un ignorante con muy malas ideas, que ostente poder, que solo abra la boca para decir sandeces e improperios, que se crea por encima del bien y del mal, creyendo ser el ombligo del mundo; y aún peor, llevada en volandas y bajo palio cuál virgen dolorosa.

Señora Ayuso; soy andaluz, al igual que usted madrileña. No sabría exactamente si comenzar hablando de las maravillas de mi tierra y su gente, o de interpretar el odio que usted siente hacia todo aquello que no es Madrid y los madrileños. Usted, que tanto habla de libertad, cañas, vino y alegría, tenga presente una cosa; eso existe y ha existido en toda España antes de que usted estuviera en el pensamiento de sus padres, que digo, muchísimo antes.

Me siento orgulloso de ser andaluz, de mi gente, de mi habla, de mis raíces y mis costumbres, de sentirme demócrata, de respetar para ser respetado; y por supuesto ser respetuoso, tolerante y empático con cualquier región diferente a la mía, aunque tenga gobernantes que sean unos auténticos impresentables.

Señora Ayuso; España es grande, diversa, multilingüe y, con 17 autonomías y dos ciudades autónomas, quien carajo se cree usted para desprestigiar a cualquiera de ellas por el mero hecho de hablar su lengua propia y que a su vez es más antigua que el propio castellano.

¡Se llama respeto! El Euskera es la lengua más antigua de España, Europa, y posiblemente del mundo; porque no tiene parentesco con otras lenguas vivas, lo que sugiere un origen muy antiguo.

Para su conocimiento y el de otros muchos como usted, los dialectos históricos que se hablan en España son denominados como lenguas romances, y se componen del castellano, catalán y gallego; el asturleonés y el navarro-aragonés son considerados dialectos históricos por que en el pasado tuvieron una mayor importancia que la que tienen actualmente. Hablamos de cuatro lenguas oficiales.

Seguro que si pudiera, borraría del mapa lingüístico todo aquello que no fuese su castellano septentrional, ese al que llaman español; porque fuera de su Madrid y ese extremismo analfabetico del que hace gala, todo sobra.

A mí, Madrid me importa un pijo, y los madrileños y aquellos “españoles muy españoles” que son y piensan como usted no me merecen respeto alguno.

La irracionalidad y el odio son recíprocos. Catalanes contra el andaluz y viceversa. Madrileños contra el catalán, andaluz y viceversa. El problema de todo este mal rollo es generalizar a cualquier región por culpa de cuatro analfabetos ignorantes que solo siembran odio para recoger tempestades. Me pongo en el sitio de cualquier vasco, catalán o gallego; de esos que como yo amen su tierra y su lengua, y no entiendo el grado sumo en estupidez que atesora esta mujer.

Mientras exista la rabia, los malos reaños, la mala leche, la intolerancia, el odio y unas derechas corrosivas y tóxicas como la de la comunidad madrileña u otra cualquiera que le baile el agua; España seguirá anclada en aquella parte oscura de su historia reciente donde no hay más chinches que la manta llena.

Quién puñetas se cree usted para desprestigiar otras lenguas y costumbres. Porque mi lengua es mi gente, mis costumbres, mis historias, mis vivencias, mi vida, ¡mi lengua es mi tierra; y no consiento que se la maltrate! Creo sinceramente que el catalán, vasco y gallego, donde tienen dialectos diferentes al castellano como lengua oficial, piensan igual.

Se llama respeto al diferente señora Ayuso. Lleva mucho tiempo convertida en una hooligan del centralismo autócrata, donde Madrid es el Jim y el Jam, la panacea, la joya de la corona.

¿Sabe usted una cosa, señora Ayuso? ¡Váyase pal carajo! Como se dice en andaluz.

¡Joan kakara! Como se dice en euskera.

¡Vagi’s a la merda! Como se dice en catalán.

¡Vai ao merda! Como se dice en gallego.

No me tire de la lengua señora Ayuso. Veo día a día como la cultura, la vergüenza, la inteligencia y el respeto a los demás, siguen reñidos con usted y todos aquellos que le compran el mensaje.

Sepa solo una cosa, se puede meter Madrid donde le quepa, y esa chulería innata de la que presumen gatos como usted y muchos otros, también. En este país multilingüe y multicultural sobra la gente dañina y toxica con malas ideas.

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