

La llegada de la Virgen de los Remedios al Llanete Manuel López, cuando la noche caía ya sobre el horizonte de la campiña, marcaba los últimos momentos de la Romería del 2025 y señalaba el inicio del tiempo de espera para los romeros, hasta que el año que viene todo vuelva a suceder.
El ambiente de fiesta que rodea a esos momentos de gozo por haber vivido una nueva romería, quedaba empañado en cierta forma por la inclemencia meteorológica de las altas temperaturas que se han dado en estos dos días, y que han condicionado, y no poco, el desarrollo de la Fiesta Romera.
El calor tórrido, de día y de noche, es incompatible con una celebración al aire libre, y así se ha puesto de manifiesto este año, y también en años anteriores. Esa es una de las causas mayores, entre otras, de que cada año haya menos personas acompañando a la Virgen en el camino de ida y de vuelta y en el real del Santuario.
La Romería de Aguilar necesita de cambios importantes que favorezcan la evolución necesaria para encontrar la fórmula que permita vivir y disfrutar de esta tradición con las garantías necesarias para poder participar en la misma. Y es la Hermandad de la Vera Cruz, como organizadora, la que tiene que dilucidar las medidas a tomar para hacerlo posible.
La inmovilidad no es una opción viable cuando la realidad es tan manifiesta como hemos podido ver y comprobar este año, donde, en la Fuente de Don Marcelo estaban los romeros, que son la esencia y fundamento de este rito, pero no estaba el pueblo.



