
La zona arqueológica del Castillo de Aguilar ha recibido una visita inesperada. Dos cabras montesas, más asiduas de zonas de montañas que de la campiña, se pasearon a sus anchas por el cerro del Castillo, disfrutando del buen tiempo ante la atónita mirada de algunas personas que se encontraban en este lugar. Poco después los animales llegaron a subirse a los tejados de la Parroquia del Soterraño y algunas casas de la calle Villa, cuyos vecinos dicen que llevan mucho tiempo recibiendo estas sorprendentes visitas.