Sin duda, una de las etapas más hermosas y llenas de magia en la vida es la juventud, esa que empieza a escribirse entre risas, aprendizajes y sueños en los años escolares.

Son recuerdos que se quedan grabados en el alma, instantes que, aunque el tiempo pase, nunca se borran. Nos transportan a un pasado que no volverá, pero que sigue vivo cada vez que lo evocamos, llenándonos de gratitud y de una dulce nostalgia.

Aquellos fueron los años que nos moldearon, los que nos ayudaron a descubrir quiénes somos y quiénes queríamos ser. Entre pasillos y aulas florecieron amistades verdaderas, de esas que, sin importar la distancia o los años, permanecen como un lazo eterno que nos une a esa etapa dorada de nuestras vidas.

Recuerdos de juventud que nos trasladan a traves de las imágenes retenidas en el tiempo, como esta fotografía, al colegio Alonso de Aguilar en los años ochenta, cuando se capaturó esta instantánea de un grupo de jóvenes estudiantes de este centro educativo.

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