Cuando RTVE gana audiencia, los que llevan años exigiendo propaganda empiezan a pedir directamente su cierre.

ATAQUES DESDE LOS PLATÓS Y EL PARLAMENTO

José Pablo López acudió el 27 de noviembre de 2025 a la Comisión Mixta de control parlamentario con una claridad que ya es incómoda para quienes llevan meses intentando convertir la televisión pública en un saco de boxeo. No esquivó nada. Ni la participación “insostenible” de Israel en Eurovisión tras el genocidio en Gaza, ni los ataques mediáticos que buscan desgastar a RTVE justo ahora que lidera franjas, suma espectadores y recibe premios.

El presidente fue directo: “La televisión pública molesta cuando es competitiva”. Molesta cuando no se deja domesticar por quienes quieren tertulias a medida, titulares obedientes y una RTVE convertida en megáfono de partido. Molesta cuando no replica la línea editorial de los despachos donde PP y Vox redactan su relato.

La tensión explotó cuando López recordó el episodio sucedido tras la visita de Rosalía a La Revuelta, que dejó liderazgo histórico. Al día siguiente, El Hormiguero decidió abrir fuego: usó a la BBC como coartada para lanzar el mensaje de que RTVE “manipula”. Y lo hizo con tertulianos reclamando algo que, en cualquier democracia madura, sería una alarma roja: periodistas pidiendo el cierre de medios públicos.

López lo mencionó con ironía seca, consciente de lo que implica: “Todavía nos quedan cosas por ver. Igual algún día piden cerrar su propio medio, hasta que visiten Prado del Rey”.

No se trata de una discusión técnica. Se trata de una escalada coordinada. Cuando la misma semana los hijos de Xabier Fortes, Jesús Maraña, Esther Palomera o Isaías Lafuente son señalados por sectores ultras, el patrón está claro. La derecha intenta convertir el acoso en estrategia, la intimidación en norma política y el señalamiento familiar en método de disciplinamiento.

EL LIBERALISMO DE LA MOTOSIERRA Y EL ATAQUE A LO PÚBLICO

La comparecencia subió de temperatura cuando una portavoz del PP citó un “informe” del Instituto Juan de Mariana, think tank alineado con la ultraderecha neoliberal madrileña y admirador del argentino Javier Milei (el autodenominado liberticida). Un estudio que aseguraba que RTVE critica más al PP que al PSOE y proponía, como receta final, privatizar la televisión pública.

López no se arrugó: “No puedo compartir que se difundan bulos y titulares que solo buscan presionar mediáticamente”. Y añadió algo que desmonta la trampa: “El estudio concluye que hay que privatizar el servicio público, como no podía ser de otra manera”.

En un giro certero, remató con una reflexión irónica pero reveladora: si la derecha quiere privatizar RTVE, entonces será porque también quiere volver a poner publicidad en TVE. Porque eso sí que destrozaría al sector privado que ahora finge indignación democrática mientras pide eliminar la competencia pública.

Ese fue el marco donde recordó la frase que debería avergonzar a cualquier partido que aspire a gobernar: “Cuidado con el lanzallamas, el viento no siempre sopla hacia donde uno cree”.

Y era solo el principio.

Cuando intervino el diputado del PP Eduardo Carazo, habitual en la acusación sistemática contra presentadores como Silvia Intxaurrondo, Jesús Cintora o Javier Ruiz, López volvió a marcar línea: “Nos acusan de manipular por no coincidir con el relato de su partido”.

No era una réplica técnica. Era una denuncia nítida: “Están intentando intimidar a los profesionales de la televisión pública. Están intentando disciplinar a los medios que no controlan”.

Frase a frase, fue desarmando el relato de la derecha:
“Acusan a RTVE de golpismo con facilidad y luego tienen dificultades para marcar distancias con el franquismo”.

Mientras tanto, RTVE mantiene firme que la participación de Israel en Eurovisión es “insostenible”, porque “los derechos humanos no son un concurso”. Una postura que contrasta con los silencios cómplices de quienes señalan periodistas mientras normalizan el apartheid televisado.

RTVE no es perfecta. Pero hoy es incómoda para quienes querrían convertirla en un plató más del bloque reaccionario. Y por eso intentan doblegarla.

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