Autor foto: Antonio Maestre Ballesteros
La efímera belleza de la flor del Almendro obra todos los años el milagro de la naturaleza, y nos regala su delicada hermosura en los gélidos días del pleno invierno, como presagio de la próxima primavera, que se adivina ya en los verdes retoños que empiezan a cubrir los despojados ramajes de las arboledas.