Palmas al viento escoltan la procesión. Mañana de Domingo de Ramos en la década de 1960. Trajes oscuros, corbatas negras y camisas blancas. Doble hilera de hombres que silentes pasan calle Carrera abajo buscando las Coronadas. Clero revestido con solemnes capas. Revuelo de acólitos y monaguillos por mitad de la calzada. Cerrando la comitiva, el Ilustre Ayuntamiento y la Banda de Música que le acompaña.
Todo será igual mañana: la misma calle, la comitiva, los mismos personajes, los curas, el alcalde, los monaguillos y la Banda. Todo será igual, menos las fachadas de las casas, arquitectura efímera que el tiempo se llevó, y que perdura solo en el blanco y negro de estas fotografías trasnochadas.