El que espera desespera dice el dicho popular, y desesperados estaban estos tres Reyes Magos colmados de paciencia mientras llagaban los camellos que los llevase hasta el lejano Oriente. Melchor miraba a lo lejos; Gaspar al horizonte; y el negro Baltasar al frente, mientras descansaban entronizados en un sencillo banco del Parque de los Niños Saharauis esperando que lleguase la cabalgata.