El Cerro de la Cruz acogió en tiempos remotos un humilladero (presidido seguramente por una cruz de madera o piedra) lo que dio origen a la nomenclatura más antigua que conocemos de este paraje. Posteriormente, en el siglo XVII se ubicaron en este lugar los Silos Públicos, lo que provocó que se le conociese popularmente como Cerro de la Silera, lugar donde se levantó poco después la ermita de Santa Catalina, auspiciada por la cofradía de los morenos “negros” que existía en esas fechas en Aguilar.
En ese tiempo cruzaba este cerro un camino que unía los dos conventos de la orden del Carmelo que existían en nuestro pueblo (frailes y monjas). En el siglo XVIII se levantó la iglesia de la Virgen de los Desamparados en el solar de la desaparecida ermita de Santa Catalina, y en sus inmediaciones se construyó en 1774 la monumental Torre del Reloj. Con anterioridad a esa fecha ya se habían levantado las primeras casas en esta zona, construcciones que fueron el germen de la actual calle Desamparados.
En esta bella y bucólica perspectiva podemos contemplar cómo era esta calle, en su vertiente sur, a mediados del pasado siglo. La arquitectura popular de sus casas y el clásico empedrado que lucían las calles, antes de que fuesen adoquinadas en las décadas de los años sesenta y setenta, sobresalen en esta mirada al pasado más reciente de nuestra historia.