Diego Igeño y Gema Albornoz
No lo veremos pasear más con su bolso colgado en bandolera y las manos a la espalda, caminando despacio hacia su Peña a saborear un partido de fútbol. Se nos ha ido Francisco Javier Zurera Varo, referente e impulsor de tantas cosas en la sociedad aguilarense.
Aficionada como era a la cocina, su madre, Carmen, introdujo en un almirez, allá por 1933, unos cuantos ingredientes seleccionados entre los mejores rasgos de su personalidad y la de su esposo. Luego, realizaría la mezcla con todo el cariño y el amor maternos para conformar una gran receta: una pizca de temperamento y otra de tranquilidad, una dosis de inquietud, de ganas de conocer y aprender, bastante de generosidad, un tanto de creatividad, algunos gramos de paciencia, unas gotas de habilidad y una dosis no pequeña de diplomacia que le dio una importante función de mediador y apaciguador en situaciones difíciles y controvertidas. Por último, el fuego lento de los años añadiría otros componentes que acabarían conformando la personalidad de a quien conocemos como Paco Zurera, el maestro.
Entregó su vida a los demás cuando hizo de su profesión de maestro, durante 52 años, el eje de su vida. Sus compañeros y compañeras de profesión han visto en él a un maestro de maestros, al de la experiencia, la sabiduría y el consejo, alma del colegio Carmen Romero y referente en creatividad e innovación pedagógica. Fueron tantas las generaciones de niños y niñas aguilarenses que aprendieron de su bonhomía, de su encanto y de sus vastos conocimientos que su muerte ha dejado huérfano a un pueblo entero. Esa entrega no le hizo, sin embargo, dejar de dedicarle muchísimas horas, muchísimos desvelos, a su otra gran pasión: Aguilar de la Frontera, del que dijo que «a pesar de sus defectos es maravilloso, todo lo que he hecho a lo largo de mi vida ha sido para mejorarlo». Y sin duda fue así. Su implicación en la vida local fue continua e inspiradora. Y la canalizó desde muchísimos frentes: como fotógrafo, como defensor de las tradiciones, como impulsor del deporte, como militante ecologista, como defensor de la música y el folclore, como gran aficionado al cine, siendo uno de los inspiradores del Certamen de Cine Amateur organizado por la extinta asociación cultural Ipagro, como creador y “alma mater de la celebración de la Candelaria y, también, como propulsor durante muchísimos años de la parada que, a pesar de su apretado calendario, realizaban anualmente SS.MM. los Reyes Magos en Aguilar de la Frontera. Por último, a pesar de afirmar no serlo, como político ya que supo comprometerse desde este campo para luchar por el afianzamiento de la democracia y por el desarrollo de Aguilar. En definitiva, seguimos las huellas de un gran humanista, un trabajador incansable, un creador de proyectos, un generador de cultura, un anticipador de ideas pedagógicas, un motor de la buena salud de las tradiciones aguilarenses.
Francisco Zurera Varo falleció en Aguilar de la Frontera el 25 de septiembre de 2019 a los 86 años. Descanse en paz.