La vida en el pueblo tiene múltiples particularidades. Resulta sencillo establecer diferencias entre el modo de vivir en los municipios y de aquellos que residen en una ciudad. Cuando se enaltece la forma de vida que se lleva en el pueblo, se habla de bucolismo. Podemos pasar horas y horas ante un paisaje bucólico como el que muestra esta instantánea tomada a mediados del pasado siglo XX en la cima del derruido Castillo de Aguilar
El entorno campestre y rústico es la principal característica de esta imagen en la que un grupo de personas, sentadas sobre una mar de margaritas, idealizan un espacio emblemático sobre el que se eleva como fondo el campanario de la Parroquia del Soterraño asentado sobre un antiguo torreón de la fortaleza aguilarense.
Como testigo del paso del tiempo, la fotografía muestra la antigua espadaña – ya desaparecida- donde se colgaba la campana que tocaba Ánimas cuando se celebraban los sepelios en el templo parroquial. La amplia techumbre de la nave central marca la monumentalidad de uno de los hitos patrimoniales del pueblo.