Es más frecuente de lo que sería de desear el encontrar contadores soterrados rodeados de bolsas de basura porque no llegan a depositarse en su interior; bien porque hay vecinos desaprensivos que ni siquiera hacen el intento, porque le es más cómodo dejarlas en el suelo, o porque, en muchas ocasiones, se introducen bolsas de gran tamaño que acaban por obturar el mecanismo de entrada, lo que hace que todos los que vienen después continúan acumulando sacos fuera.
En cualquier fiesta del año, y sobre todo en Semana Santa, la imagen de montañas de bolsas de basura en el entorno a los contenedores, iguales a las que muestran estas fotografías tomadas esta mañana, son consustanciales a la misma celebración festiva, a pesar de que en esos días la empresa recogedora duplica el servicio y pasa en dos ocasiones a lo largo del día.
Generalmente, como ha ocurrido hoy, cuando se hallan estos montones de basura fuera del contendor, este por regla general se encuentra vacío, y ha sido la mala práctica de la persona que deja la primera bolsa fuera la que genera la situación, ya que los que viene después continúan soltándolas sin llegar a mirar si el contendor está lleno o vacío.
Hay que advertir del peligro que supone el abandono de las bolsas de basura junto a los contenedores, sin depositarlas en su interior. Los desechos domiciliarios ensucian la vía pública pero también pueden suponer un riesgo sanitario en este contexto de crisis por el coronavirus si alguna persona o algún animal entra en contacto con restos contaminados.
También esta negligencia ralentiza considerablemente el trabajo del personal de limpieza y lo pone en riesgo por lo que «es una cuestión de civismo y de solidaridad» depositar las bolsas en el interior de los contenedores. Los camiones de recogida de carga lateral impiden que las bolsas puedan ser depositadas en su interior, por lo que el personal de limpieza tiene que multiplicar los esfuerzos para poder recoger todos los restos abandonados en la vía pública.
La imagen que genera esta situación es verdaderamente lamentable, tanto para quienes nos visitan en estas fechas, como para los propios vecinos del pueblo que somos los responsables directos de que ocurran estas cosas. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.
