
Una de las características que mejor definen el clima mediterráneo es la existencia de un periodo estival prolongado, seco y caluroso. Los rigores del verano y el insufrible bochorno nos visitan cada año, lo que, generación tras generación, ha ido añadiendo palabras y enriqueciendo nuestro vocabulario meteorológico en cuanto al calor se refiere.
Al calor excesivo se le llama también en nuestra tierra chicharrera, un término que hace referencia a las chicharras (o cigarras) y al sonido característico que emiten en las calurosas tardes de verano. En el Cerro del Castillo, las siestas del verano son abrasadoras y por ello, la sombra de una de las viejas acacias existentes en este lugar es el único refugio que encuentra el visitante para contemplar de cerca la torre campanario del Soterraño.
Foto de José Galisteo Martínez.