
En los años setenta del pasado siglo XX, la procesión del Niño Jesús de Praga recorría las calles de Aguilar de forma esporádica, auspiciada por el colegio de Doña Dionisia. Los niños y niñas de esta antigua “escuela de pago” eran animados a participar en la misma portando banderitas de papel de seda, de distintos colores, y, curiosamente, algunos años, delante del paso o trono donde se portaba la imagen del “ niño de la bola” se situaba la “replica” de uno de los elementos más arcaicos que usaban los dignatarios del Vaticano, como era la silla gestatoria en la que se solían portar al Sumo Pontifice en los grandes ceremoniales de la iglesia católica.
Se trataba del sillón de terciopelo carmesí con las armas del Papa reinante colocado sobre unas parihuelas llevadas por los palafreneros pontificios. En esta curiosa fotografía contemplamos el simulacro de silla gestatoria que se realizaba en Aguilar para la infantil procesión que partía del convento carmelita. Un niño revestido con la túnica papal y solideo ocupaba el sillón portado por los palafreneros locales, que eran cuatro jóvenes a los que Doña Dionisia pagaba 25 pts por llevar durante el recorrido el curioso asiento.