
En estas tardes rezagadas de un mayo que se diluye en los primeros días de junio se van licuando en los desmayados atardeceres las nubes procelosas que nos recuerdan que aún no ha concluido el ciclo de tormentas primaverales que nos regalan los últimos aguaceros de la temporada de lluvias.
Fotografía curiosa que nos proporciona una perspectiva desconocida de un horizonte yermo de luz en el que los nubarrones ponen coto al ocaso que dibuja el verdor renacido en la alta arboleda que corona el recién restaurado Parque Rojo. Impactante imagen llena de colorido y belleza.