
Quienes pudieron contemplar el atardecer de ayer, quedarían sorprendidos de cómo las nubes marcaban una frontera clara entre el azul intenso del horizonte despejado y una amplia franja por encima del casco urbano de un cielo ceñudo en tonos púrpura que causaba “miedo” y admiración por su belleza a la vez.
Dicen que estos cielos morados son un fenómeno natural que puede ocurrir después de un huracán, según Interesting Engineering. Huracán no, pero el viento si apretó a esas horas, por lo que a lo mejor pudo ser el causante del fenómeno que nos regaló la puesta del sol.
Foto de María del Mar Pérez Herrero Lastre.