
Inmediatamente antes de la cuaresma cristiano-católica, tiempo litúrgico de 40 días de preparación de la Pascua, o final de la Semana Santa, don carnal se disfraza de carnaval para salir a la calle y otorgarse presuntos excesos, especialmente carnales, dentro de un descontrol organizado. El origen del carnaval es pagano: fiestas de la luz, el final del invierno.
Hay documentación que acredita cómo eran los carnavales de Aguilar en el siglo XIX, pero sin duda, la tradición se remonta tiempo atrás, datándose noticias remotas de los bailes de máscaras y sus prohibiciones en la segunda mitad del siglo XVIII.
A lo largo de la historia hubo muchos intentos de acabar con el carnaval con el objetivo de erradicar las “malas costumbres”, aunque siempre se celebró. La dictadura de Franco prohibió los carnavales en 1937, aunque se celebraban a escondidas con máscaras que burlaban a las autoridades. En febrero de 1977 se recuperó el Carnaval con su nombre y fechas, y no sería hasta 1984 que el Ayuntamiento de Aguilar convocase por vez primera al pueblo para celebrar la tradicional fiesta en las calles con cabalgatas, concursos de disfraces y actuación de agrupaciones carnavalescas.
Ese ese año se forman las primeras comparsas y chirigotas que abrirían el camino a los grupos que hay en la actualidad. Dos años después, el Carnaval de Aguilar llegaba a la Plaza de San José convirtiendo al ochavado recinto en el templo de don Carnal, y desde entonces, cada año se glorifica en este lugar a la fiesta de la libertad.