
Rafa Pino.
Que la sanidad pública está en horas muy bajas, es una cosa que salta a la vista. Que tenemos un presidente de comunidad totalmente incompetente, también es obvio, y que solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, también es evidente.
Esta derecha miserable que solo ansía el poder por el poder, sigue haciendo estragos con todo lo que tiene a su alcance, sin importarle lo más mínimo el daño que pueda causar, ni los cadáveres que pueda guardar en el armario, aunque sigan culpando a PERRO SÁNCHEZ hasta de la muerte de Manolete.
Sanitarios sobrepasados por unas jornadas de trabajo interminables, donde no se suplen bajas, donde sus propuestas y peticiones caen en saco roto, desoídas por aquellos responsables que se lavan las manos como poncio pilatos; y con un grado de soberbia tan grande como incoherente. Plantas de hospitales que se cierran sin más motivos ni razones que la de recortar por recortar. Esa es la única razón para intentar engañarnos diciendo que la sanidad pública es del todo inviable.
Llevo prácticamente una semana junto a mis hermanas, pendientes de la salud de mi madre en el hospital de Montilla, y gracias a la ciencia, los profesionales sanitarios y los distintos medicamentos, avanza favorablemente. Aquí en estos casos hay que encomendarse a la ciencia, los rezos y las creencias religiosas sirven de muy poco. Por cierto, mi agradecimiento más grande para el personal sanitario del hospital de Montilla, ellos son nuestros verdaderos ángeles de la guarda. Gracias por vuestro compromiso y dedicación más absolutos.
Da vergüenza ajena ver la desmantelación de la sanidad pública mientras la privada se enriquece a marchas forzadas.
Se comenta por estos lares, que el señor presidente Moreno Bonilla junto a su administración de sanidad, quieren cerrar la planta de UCI del hospital de Montilla junto al de Puente Genil, para trasladarlo al hospital Infanta Margarita de Cabra, y esto es cierto, porque la noticia ha salido publicada recientemente. Esto vuelve a poner de relieve la nula empatía de este gobierno para con nuestra sanidad pública.
Estos mismos sanitarios a los que no se valora desde la administración de sanidad, son los mismos a los que durante la pandemia se les aplaudía a las ocho de la tarde en todos y cada uno de los balcones de este país.
Esta sociedad medio aborregada, ignorante, y aletargada en debates insípidos y sin fundamento, se olvida de las cosas realmente importantes, y si en esta vida nuestra hay algo importante, es la SALUD, tengamos lo claro.
Y aunque haya quien crea que todos los políticos son iguales, se miente a si mismo. No es lo mismo avanzar que retroceder, no es lo mismo abrir que cerrar, y no es lo mismo progresar que estancarse.
Yo no quiero ni espero que pienses como yo, pero te pido por favor que pienses de vez en cuando, y date una vuelta por tu pasado, que al igual se te aclara tu presente.
Los derechos y libertades de los que disfrutamos a día de hoy, vinieron gracias a una generación maltratada, explotada, y en su gran mayoría, hambrienta, desvestida y sin preparación alguna. Antiguamente no había tiempo para estudiar, había que trabajar para subsistir, y aquella generación que no tenía preparación, demostró tener la humanidad y humildad suficiente para levantar a su familia y mirar hacia delante. Casas de vecinos donde en cada habitación de aquellas casas podían albergar a 7, 8 o diez personas, ¿Y sabes que? Que entre todos se ayudaban, compartiendo lo que cada uno tenía, y eran felices sin tanto cuento ni tanta tontería. Todo lo contrario sucede hoy en día, que teniendo todo a nuestro alcance, no tenemos unión para casi nada, bueno, para una cosa si, para culpar al pobre de la desgracia y desesperación de otro pobre.
La sanidad pública es la joya de la corona española, y quizás por la edad, no la valoramos lo suficiente, pero supuestamente algún día llegaremos a viejos, al igual que nuestros padres, y cuando haya que rascarse el bolsillo para una simple radiografía ya me contarás, porque de intervenciones quirúrgicas mejor no hablar, se nos puede poner el cuerpo muy malo.
Y la única pena de todo este sin sentido es la poca implicación de la ciudadanía, que ve como esta derecha rancia y retrógrada, nos roba ambulancias, nos cierra centros de salud, plantas de hospitales, se recorta en personal sanitario, en pruebas diagnósticas e incluso así, los siguen defendiendo a capa y espada. No señor, no te equivoques, ni todos los políticos son iguales ni sus políticas tampoco. Y no te olvides nunca de donde vienes, porque algunos no tienen ni puñetera idea de a dónde van.