Autor foto: Antonio Maestre Ballesteros
La recachita
De niño, en las gélidas mañanas de invierno, en los días que no teníamos escuela, y ante la imposibilidad de calentarnos con otros medios, ya que el brasero de picón se encendía solo de noche, recuerdo que mis abuelos nos colocaban a todos los nietos y otros niños vecinos, sentados junto a la pared del lateral de la casa, donde daban los primeros rayos del sol, esperando que éstos, tristes y debilitados por el frio, nos calentaran de manera natural. Era, según decía mi abuelo, para aprovechar “la recacha” o ponerse a la “recachita”
Ese recurso de calentarse con los primeros rayos del sol, no solo lo practicamos los humanos, sino que responde a un instinto animal, tal como muestra esta fotografía tomada el pasado domingo.