Impresionaba ayer ver dentro de la Caseta Municipal un enorme tráiler que ocupaba prácticamente la mitad del recinto. Daba la sensación de que el camión había bajado hasta el lugar desde el aire, ya que se hacía difícil imaginar las maniobras realizadas por el chofer para llegar hasta el recinto ferial, y mucho más para poder aparcarlo en el interior de la Caseta.
Pero lo que verdaderamente producía incertidumbre era imaginar cómo se apañaría el conductor para salir con tan inmenso camión del recinto de baile, teniendo que maniobrar marcha atrás, ya que era materialmente imposible dar la vuelta en la ratonera en que se había convertido la caseta para un vehículo de tal longitud y peso, situación que se agravaba sobremanera por la presencia de las casetas y atracciones de feria que complicaba mucho más la maniobra.
Cuestión aparte es valorar el daño que en las calles por donde transitó y en la propia caseta pudiera producir un vehículo de tal calibre.