El obrero de derechas. Motivación y sentido del voto

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Una de las figuras más cuestionadas dentro del campo electoral es, sin duda, la del obrero de derechas. “Tonto seguro”, “analfabeto funcional” o “fascista acreditado”, el obrero de derechas ha cargado siempre en su espalda con adjetivaciones muy negativas. Y aun cuando es cierto, como explica Gramsci, que a través del concepto de “nación” las clases dominantes generan en el pueblo un sentimiento de identidad en contra de un enemigo exterior, utilizando la metáfora del “destino nacional” para afianzar un proyecto “burgués”, y que, de esta forma, el obrero se derechiza exaltando “la patria”, en la actualidad, este componente no explicaría en toda su dimensión la dirección de su voto, sobre todo en un país como Estados Unidos, y en un mundo tan globalizado como el actual.

George Lakoff, lingüista cognitivo y asesor habitual de las campañas electorales del partido demócrata, trata de explicar el comportamiento electoral en su conocido ensayo “No pienses en un elefante”. Para entender a Lakoff resulta preciso simplificar el pluralismo político y reducirlo a la eterna rivalidad entre republicanos y demócratas, más allá de la cual parecen agotarse todas las ideologías del Imperio.

Lakoff parte de dos modelos de familia contrapuestos: la del padre estricto y la del padre protector. El modelo del padre estricto parte de la base de que el mundo es un lugar peligroso y siempre lo será, el mal está presente en él. Además, el mundo es competitivo. Siempre habrá ganadores y perdedores. Los niños nacen malos, siempre quieren hacer lo que les gusta, lo que no es bueno. Por tanto, hay que conseguir que sean buenos. Para ello necesitan un padre estricto que proteja a la familia, un padre que los eduque y les enseñe la diferencia entre el bien y el mal. Al padre se le debe obediencia, es una autoridad moral. Si el niño no obedece debe ser castigado, solo así logrará una disciplina interna, disciplina que necesita para prosperar en un mundo competitivo. Cuando los niños buenos se hacen mayores, o han aprendido disciplina y pueden prosperar, o no la han aprendido. A partir de ese momento, el padre ya no se entremeterá más en sus vidas.

Este modelo tiene importantes consecuencias políticas, entre las cuales voy a destacar las siguientes, siguiendo e inspirándome en Lakoff:

1) Las personas son adultas y no necesitan que el Estado se entrometa en sus asuntos.

2) Los que prosperan son aquellos que han sido disciplinados y, “sensu contrario”, los que fracasan han sido indisciplinados y merecen, por tanto, su castigo. No es bueno premiar a los malos con costosos programas sociales. Si se les premia, nunca aprenderán a ser buenos.

3) Los que son buenos y prósperos han de ser premiados por su esfuerzo con una bajada de impuestos, pues no es justo castigarles con más impuestos.

4) No es bueno que el Estado financie la educación pública, sería necesario establecer un sistema de asignaciones (el famoso cheque escolar), porque los niños inmorales e indisciplinados pueden llevar a los niños morales y disciplinados por el mal camino. Los padres, así, podrán elegir la escuela (esta idea potenciaría la marginación y la exclusión social, es obvio).

5) El matrimonio homosexual no debe aceptarse porque rompe el modelo del “padre estricto” (el discurso moral es, en realidad, un discurso político, la norma en sí no afecta al matrimonio de aquellos que se casaron por la Iglesia pero las ideas conservadoras se ven amenazadas).

El gremio de taxistas, termómetro de la clase obrera.

En el modelo del “padre comprensivo” padre y madre actúan conjuntamente. Se parte de que los niños nacen buenos y pueden hacerse mejores. El mundo puede ser un lugar mejor y nuestra tarea es trabajar para conseguirlo. La tarea de los padres (hombre y mujer en este modelo) consiste en educar a los hijos y en educarlos para que ellos, a su vez, puedan educar y criar a otros. La crianza supone empatía y responsabilidad. Si tienes un hijo tienes que saber qué significa cada grito, tienes que saber cuándo tiene hambre, cuándo cambiarle el pañal… Y tu responsabilidad es cuidar a ese hijo, cuestión que no es fácil y que exige trabajo. Educar a tu hijo supone darle instrumentos para que pueda realizarse en la vida y ser feliz, pero difícilmente conseguirás este objetivo si tú no te realizas y eres feliz. La realización presupone libertad, pero la libertad no existe sin oportunidades y sin prosperidad.

Este modelo, asimismo, tiene importantes consecuencias políticas:

1) El Estado debe dar oportunidades a los ciudadanos para que puedan realizarse.

2) Quienes sufren pobreza y exclusión deben ser protegidos por el Estado para que puedan alcanzar unos mínimos a partir de los cuales labrarse una prosperidad.

3) Es justo que en beneficio de todos, para hacer una comunidad mejor, que paguen más impuestos quienes más tienen, pues así podremos integrar a quienes no tienen oportunidades.

4) Si le prohibiéramos a una persona casarse con otra por el simple hecho de que pertenecen al mismo sexo estaríamos negándole la posibilidad de realizarse, y eso no es bueno y es contrario a lo que queremos.

Definidos ambos modelos y siguiendo las tesis del cognitivismo podemos afirmar, con Lakoff que:

La gente no vota necesariamente por sus intereses. Vota por sus valores. Vota por aquellos con quienes se identifica. Es posible que se identifiquen con sus intereses. Pero vota por su identidad. Y si su identidad encaja con sus intereses votará por eso; pero es un grave error dar por supuesto que la gente vota siempre por sus intereses.

Para el obrero de derechas es básico que sus hijos sean disciplinados, que no se junten con la mala gente del barrio, esos “perroflautas” indisciplinados cuyos padres son unos irresponsables. Con los inmigrantes, que siempre hacen lo que les da la gana y no tienen disciplina. Hay que poner orden, sin orden la sociedad irá a peor y habrá menos prosperidad, menos trabajo. Solo el PP puede arreglar esto, aunque ojo, se necesita mano dura y, quizá, después de todo, Rajoy es un blando. Debería dejar de ayudar a toda esa gente con el paro y los comedores sociales y toda esa parafernalia, así espabilarían. “Ya te lo digo yo, que llevo 30 años en el taxi y no hacen más que jodernos a impuestos por culpa de esta gentuza, y encima algunos son maricones y se quieren casar, menuda barbaridad, ya te digo, todo es vicio. Que una cosa es que uno se pegue una canita al aire con una putilla de vez en cuando, y otra son las mariconadas. Esto lo arreglaba yo rápido, ya te digo”.

 

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