Artista en el amplio sentido de la palabra y escultor de profesión y devoción, Francisco Julián Márquez Luque ha ejercido de aguilarense de pro en los muchos años que ha residido en nuestro pueblo tras regresar a España desde la lejana Argentina, a donde emigró junto a su familia cuando era apenas un joven adolescente. Nacido en Montilla siempre hizo gala de sus raíces solaneras aunque se sintiese ciudadano del mundo. Magnífica persona y amigo de todos los que se cruzaron con él en los muchos ámbitos en los que ejerció su creatividad e ingenio. Su obra, repartida por numerosas ciudades y pueblos hará imperecedero su recuerdo y su nombre. Descansa en paz quien supo vivirla y trasmitirla a todos los que compartimos su amistad.
El sitio de mi recreo
Rafael Pino. Si hay algo a lo que te enseña la vida, es a equivocarte. ¿Cuantos momentos entre estos cuatro muros junto al arco mozárabe? Cuantas veces vi la lluvia