Cada día es más habitual contemplar en los campos de Aguilar colonias de cigüeñas que en un número considerable se dejan ver por restrojos y terrenos cercanos al río Cabra en la zona lindante a los caminos de Montalbán y Santaella.
Así se hace más común poder escuchar cuando llega el invierno el ruido constante que hacen las cigüeñas con el pico. Y no solo en las inmediaciones de la Torre del Reloj, donde está permanente el nido que acoge a una pareja de esta especie, si no en los labrantíos.
Dice el refrán eso de «Por San Blas (el 3 de febrero) la cigüeña verás y si no la vieres, año de nieves». Tal como muestra esta curiosa y bella fotografía de las ruinas del cortijo de Chacón, las altivas cigüeñas blancas están en estos lugares durante la estación más fría, aunque cada vez son más los ejemplares que optan por no emigrar a África y permanecen todo el año en nuestra tierra, con la pitanza asegurada en vertederos como el existente en Zamacón.
Es un espectáculo la presencia de un número muy apreciado de cigüeñas como las que se divisan en esta bonita fotografía. Las exóticas cigüeñas se convierten en una pincelada natural de unas ruinas arquitectónicas cargadas de la cultura popular, como atesoran los viejos cortijos andaluces.
Fotografía de Cecilio Córdoba Reina