Clara Campoamor y el derecho al voto femenino

Carmen Zurera Maestre

Escuché una vez que los seres humanos coinciden en lo esencial a la hora de definir qué significa para nosotros tener calidad de vida. Indistintamente del lugar geográfico o la cultura de las personas a las que se les pregunte, parece que existe un consenso generalizado.

Si tenemos en cuenta el modelo teórico desarrollado por Robert Schalock y Miguel Ángel Verdugo sobre calidad de vida, descubriremos que prácticamente la mayoría de las personas coincidimos en las ocho dimensiones que ellos definieron, y que son: tener bienestar emocional, bienestar material, bienestar físico, relaciones interpersonales, inclusión social, desarrollo personal, autodeterminación y DERECHOS.

En aquella ocasión nos comentaron que fue curioso descubrir que, en algunas sociedades libres, los DERECHOS no eran tan valorados o no salían con tanta frecuencia como en otras sociedades caracterizadas por vivir en un sistema más represivo, en las que tener DERECHOS era percibido como un bien muy codiciado.

Tener DERECHOS es una necesidad humana primordial que sólo estimamos si carecemos de ellos. Por eso, cuando se tienen, no vemos con claridad que nos hacen falta y que son fundamentales para conservar nuestra dignidad.

Todo ello viene a colación por el mural que se ha realizado el artista Sake Grafiti en el recinto del castillo de una de las principales impulsoras del voto femenino en España, que se incluyó en la Constitución republicana de 1931 y fue ejercido por primera vez en las elecciones de 1933.

Se trata de Clara Campoamor. Una referente pionera de nuestra historia. Animo a todas y todos los que tengan curiosidad a buscar información de quién fue esta gran mujer que defendió el DERECHO a votar de todas las españolas.

Me siento profundamente agradecida por los sacrificios que supusieron para ella y otras muchas mujeres comprometidas con su sexo, de que hoy en día mujeres como yo y como muchas que desconocen su historia, puedan disfrutar de los beneficios que consiguieron para nosotras.

Es frustrante, incluso doloroso, oír que lo que pretende el feminismo es la supremacía de la mujer respecto al hombre. Una especie de machismo, pero al revés. A quienes creemos que el feminismo es igualdad, esta manipulación interesada nos parece deleznable.

Conseguir el DERECHO AL VOTO fue para mí como un punto de inflexión, que colocó a las mujeres en la puerta de salida de una carrera que llevamos recorriendo muchos años, simple y llanamente para conseguir las mismas oportunidades y posibilidades de desarrollo y libertad que nuestros compañeros los hombres.

En definitiva, alcanzar el derecho al voto nos ofreció la posibilidad de trabajar a lo largo de todo este tiempo por conseguir una calidad de vida que consideramos legítima y digna. Hemos avanzado indudablemente, pero si desconocemos quién fue Clara Campoamor, perdemos el hilo rojo de nuestra propia historia.

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