El estado de ruina que presentaba la ermita de la Vera Cruz, a principios de los años setenta del pasado siglo XX, estuvo ocasionado en gran medida por la marcha de la comunidad de monjas que regían el Asilo de la calle Ancha[1], quienes, desde su llegada al pueblo, en 1871, habían cuidado del templo religioso y del edificio benéfico.

Esta circunstancia llevó a la cofradía de la Virgen de los Remedios a buscar morada en el cercano templo de la parroquia del Carmen, a donde arribaron conjuntamente las imágenes de la Virgen y la de Jesús Preso. Así, y a medida que avanzaba la década, la hermandad se fue asentando en esta iglesia y adaptándose a la nueva realidad. Desde su llegada, ambas imágenes se situaron en la capilla del Baptisterio (primera a la derecha), donde permanecieron hasta su vuelta a la ermita, hecho que no se produciría hasta el inicio de la década de los noventa.

La prosperidad que alcanzó la cofradía en este periodo histórico no mermó en nada el deseo de los viejos cofrades cruceros de retornar a su templo y barrio originario, añoranza que se acrecentaba cuando llegaba el Día de la Cruz, ya que, aún en esa eventualidad, la hermandad mantuvo la tradicional salida procesional de mayo por las calles del barrio de la Vera Cruz. También en la procesión del Jueves Santo la Virgen se acercaba hasta la vieja ermita al transitar la cofradía por el Llano de la Cruz, demandando con esa simbólica estampa la ansiada vuelta a su templo.

Por otro lado, en el primer mandato al frente de la cofradía de Francisco Delgado se suscitó un anhelo que ya tuvo la directiva del hermano mayor, Manolo Llamas, que era que la Virgen de los Remedios protagonizase la celebración de una Romería[2]. Casi dos décadas después, en junio de 1981, se hizo realidad lo codiciado y la Virgen fue llevada en peregrinación hasta el paraje de la Fuente de Don Marcelo, desarrollándose durante dos jornadas un amplio programa de actos festivos y cultuales. El respaldo de público que alcanzó la romería desde el primer año de celebración haría que se consolidase como una de las fiestas más populares y participativas del pueblo.

De esta forma, el carácter penitencial y de gloria que tuvo la cofradía desde su origen se vio ampliado con el carisma romero que, en cierto modo, y a raíz de crearse las hermandades filiales, avivaron el fervor hacía esta imagen mariana, lo que se tradujo en un considerable incremento en la nómina de hermanos de su cofradía. En esos años se adquirieron los terrenos de la Fuente de Don Marcelo, iniciando así las obras que transformaron el antiguo corralón de la fuente en el actual Santuario de la Virgen de los Remedios. Testimonio gráfico de esos hechos es esta bonita fotografía, en la que se muestra a la Virgen en la capilla que se estaba construyendo en el interior del cercado. Corría el año 1982, segundo de la romería, que acontecía en ese tiempo desde la tarde del sábado a la del domingo en el fin de semana del Corpus, ya que la procesión del Santísimo se celebraba aun en su fecha tradicional del jueves.

Fue ese año también el primero en que la imagen de la Virgen se dispuso sedente y portando un divino infante, como precedente de la iconografía de Divina Pastora que ha mantenido hasta la actualidad para la celebración de la romería. Como muestra del apoyo con que contó la peregrinación romera desde su origen aparecen los estandartes de las demás cofradías de la localidad, que ese año formaron parte del cortejo que acompañó a la Virgen.

Fotografía cedida por: Francisco Delgado López.     


[1] Se trataba de la Orden de la Hermanitas de los Ancianos Desamparados, fundada en 1872 por Teresa de Jesús Jornet.

[2] La propuesta de Manuel Luque Llamas circunscribía dicha celebración a la propia festividad del Día de la Cruz y el planteamiento era construirle una ermita a la Virgen en las inmediaciones de la Laguna de Zoñar.

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