Aguilar contó con actos de la Institución Libre de Enseñanza

Un estudio revela la influencia en Andalucía de la Institución Libre de Enseñanza

Una investigación sobre la Institución Libre de Enseñanza (ILE) en Andalucía revela que su actividad se extendió por toda la región, excepto la provincia de Jaén y principalmente en Málaga y Sevilla, con la apertura de sendos institutos-escuela en estas dos capitales.

El estudio ha sido efectuado por la profesora de la Universidad de Sevilla Patricia Delgado Granados para la obra colectiva “La Institución Libre de Enseñanza y Francisco Giner de los Ríos”, publicada en tres volúmenes por la Residencia de Estudiantes, donde se destaca la penosa situación de la Educación en la región en el momento en que la ILE se implantó, el breve periodo republicano.

Las ocho provincias andaluzas padecían índices inferiores a la media nacional en cuanto a número de maestros por cada mil habitantes, y estaban a la cola las de Sevilla, Cádiz y Jaén.

El primer instituto-escuela (extensión de la ILE) andaluz se creó en Sevilla en marzo de 1932 y el segundo en Málaga, en febrero de 1933, mientras que el de Granada quedó en intento frustrado, y su actividad duró hasta la Guerra Civil.

Estos centros adoptaron la metodología de la ILE que combinaba las actividades dentro y fuera de los centros, con excursiones, paseos y visitas a museos y fábricas.

“El plan formativo se caracterizó por el impulso de los principios pedagógicos de integridad, armonía y desarrollo gradual del individuo a nivel intelectual, físico, social, moral y artístico”, lo que implicaba “primar la educación por encima de la instrucción mediante el fomento de valores como el respeto, la justicia, la belleza, la paz”, según Delgado Granados.

Esta renovación pedagógica que partía del centro institucionista madrileño incluía el fomento del deporte y la supresión de exámenes y libros de texto, a base de apuntes y guiones que confeccionaban los propios alumnos.

Según Delgado, “el centro sevillano, a diferencia del madrileño, más centrado en la clase burguesa, abarcó tanto a clases populares como a profesionales liberales y de clase media, entre los que existían multitud de docentes de enseñanzas superiores”.

Otras de las instituciones emanadas de la ILE fueron las denominadas “Escuelas Ensayo”, concebidas para poner en práctica nuevos métodos pedagógicos orientados al desarrollo integral del alumno, de las que se desconocen cuántas se pusieron en marcha en Andalucía, si bien queda constancia de que funcionó en Sevilla, como tal Escuela Experimental, el Grupo Escolar Giner de los Ríos.

Igualmente hubo en Andalucía “colonias escolares de vacaciones como respuesta a las nuevas experiencias pedagógicas dirigidas al fomento del ejercicio físico, al contacto con la naturaleza y a la convivencia” fuera de los centros educativos para potenciar “el desarrollo integral a nivel físico, cultural y moral”.

El Patronato de las Misiones Pedagógicas llevó a los pueblos más recónditos de Andalucía actividades de cine, coro, música, teatro y museística, con la idea, según Delgado, de “extender la cultura general mediante bibliotecas fijas y circulantes y conferencias; fomentar la educación ciudadana, y orientar a nivel pedagógico a la comunidad educativa en aras de modernizar la educación”.

Ha quedado constancia de estas actividades en las localidades de Alhabia, Terque, Bentarique Santa Cruz, Alsodux y Alboloduy (Almería); Algar (Cádiz); Aguilar de la Frontera, Baena, Cabra, Castro del Río, Fuente Obejuna, Lucena, Montilla y Posadas (Córdoba); Cañar, Soportujar, Pitres, Mecina Tedel y Busquistar (Granada); Almonaster la Real, Aracena, Ayamonte, Moguer y La Palma del Condado (Huelva); Algarrobo, Estación de Benaoján, Campillos, Vélez-Málaga y núcleos de la Serranía de Ronda (Málaga); y Sevilla.

En ocasiones estas actividades encontraron la oposición de los sectores más conservadores, como el periódico católico “El Correo de Andalucía”, que consideraba que una educación laica sin catecismo y sin Dios no era posible y conducía a “la esclavitud en la enseñanza” y que llegó a calificar los métodos de la ILE como “una cosa pésima, horrible, brutal, criminal (…) la escuela de la inmoralidad, de la corrupción, de la traición y del anarquismo”.

Alfredo Valenzuela (Agenda EFE Sevilla)

 

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