El ruidoso y colorista desfile con que se recibe a sus Majestades por las calles del pueblo, dio paso a la silente y fría madrugada en la que los tres Reyes de Oriente, de forma sigilosa y oculta, penetran en cada una de las casas para dejar los regalos que niños y mayores pidieron en las extensas misivas recogidas por el Cartero Real.
Aunque no se les esperaba, no hubiese estado mal que los tres magnates de los sueños y la ilusión hubiesen hecho parada en la Casa Grande de la Plaza de San José, dejando como regalo a los regidores de la vida Municipal los tres presentes que llevaron hasta el lejano Oriente. Qué bueno sería.
Qué bueno sería que hubiesen dejado su Oro convertido en ilusión para combatir la apatía y desazón que provoca en los gobernantes los problemas que los invaden y los recortes que les imponen los Herodes de este País. Oro brillante que haga resplandecer en el próximo Presupuesto Municipal las partidas dedicadas a dar trabajo a los parados y solidaridad y justicia a los necesitados.
Qué bueno sería si hubiesen dejado la Mirra que alimenta los sueños y da fuerza a la voluntad del alcalde para seguir aporreando puertas en busca de financiación para que el Parque Agroalimentario no se quede en eso, en un sueño que nunca se hizo realidad. Mirra como ungüento oloroso con el que incienciar acuerdos que permitan trabajar por el bien común de todos los ciudadanos, y en especial de los que más necesitan de la justicia social.
Qué bueno sería si nos hubiesen dejado el negro Carbón, ese carbón mágico que enfría trifulcas políticas estériles e innecesarias, y endulza los antagonismo alimentando llamas de Justicia sobre las que se eleva la Paz de la convivencia. Y que ellos, sus tres Majestades, con la equidad que les otorga el poder de la magia y la sapiencia del viejo sábio, valoren si la gestión del nuevo alcalde merece o no el carbón que tizna y ensucia las ideas.
Qué bueno sería que los Reyes hubiesen llegado también a la Casa Grande de la Plaza San José, como lo hizo Papa Noel en la noche de la Navidad, trayéndonos en su zurrón dos estupendos regalos para todos los ciudadanos de este pueblo: una rebaja de quinientos mil euros en los impuestos, y más de un millón de euros para renovar el convenio de la Ayuda a Domicilio.
Antonio Maestre Ballesteros