«… su familia siguió llorando, por dentro y por fuera, unidos por la pena, por el dolor de cuanto habían perdido y por la obligación de seguir despertándose cada mañana.»
Almudena Grandes.-
Los acontecimientos desatados a raíz del golpe de estado perpetrado el día 18 de julio del año 1936, contra el gobierno republicano legítimamente elegido, pronto desataría la violencia en la pequeña localidad cordobesa de Montemayor.
Con tan solo 37, año, el jornalero Rafael Prieto Nadales, sería testigo, junto a otros muchos compañeros , de los primeros acontecimientos violentos ocurridos tras la toma de la población por las nuevas autoridades militares.
Cuatro semanas más tarde del alzamiento, el día 15 de agosto de 1936, Rafael Prieto Nadales, sería detenido por la guardia civil en su mismo domicilio, a punta de pistola .
Junto a otras personas, también detenidas, esa misma tarde noche, Rafael, fue conducido maniatado a un camión que iba repleto de gente.
En la madrugada del día 16 de agosto de 1936, ese mismo camión emprendería un fatídico viaje. Se alejaría hasta la localidad de Aguilar de la Frontera, donde al amanecer de ese mismo día, Rafael Prieto Nadales, sería fusilado, junto a otras personas.
Su cuerpo, sería posteriormente trasladado al cementerio local de Aguilar, donde fue arrojado a la fosa número 19, junto a otras 17 personas más, de las localidades de Aguilar, Montemayor y Fernán Núñez, entre ellas dos mujeres.
Hoy, transcurridos más de tres cuartos de siglo desde aquellos echos y gracias a la búsqueda infatigable emprendida por sus hijos y sus nietos AREMEHISA, la (Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera) , ha podido encontrar, exhumar e identificar genéticamente el cuerpo de Rafael Prieto Nadales a/ «pelengue», el cual podrá ser trasladado a la ciudad de Córdoba, para recibir digna sepultura, junto a su viuda.
Gracias a la misteriosa alquimia de la técnica y la perseverancia de la búsqueda de la verdad , podrá haber una tumba que lleve su nombre RAFAEL PRIETO NADALES, y nadie, nadie, podrá jamás borrarlo ya, para eliminarlo, para matarlo del todo.